Viudas de Kawiya

Despierto temprano. Decido visitar casa por casa a las 27 mujeres viudas, víctimas del sida, relacionadas al proyecto en el que estaría trabajando por las siguientes tres semanas. Deseo conocerlas mejor. Así que, con Joseph como traductor y una sonrisa de mi parte, salimos a intercambiar algunas palabras. Lo suficiente para romper el hielo. Para dejar de ser extraños.

Comenzamos temprano. La caminata nos tomaría más de 5 horas, a traves de una interminable y confusa red de senderos que se pierden en todos los rincones de la aldea. El sol comienza a azotar el continente africano y a elevar la temperatura. Para el momento en que arribamos a la primera casa ya estoy parcialmente sudado y con sed.

Me reciben con los brazos abiertos, ofreciéndome lo poco que tienen. Maní, agua, una bolsita de maíz… más maní. Quiero conocer un poco de su historia, sus nombres, presentarme y que sepan quien es ese mzungu que vino desde tan lejos a ayudarles. Pasan los minutos y ya con una pisca de confianza de por medio, me atrevo a preguntar si será posible retratarlas ahí mismo. En sus casas, en sus patios, en sus cuartos o donde ellas se sientan cómodas.

El proyecto JTen

Joseph (mi anfitrión) y cuatro muchachos más de la aldea decidieron tomar el toro por los cuernos y comenzar con este proyecto. La idea es ayudar a 27 viudas y 23 niños huérfanos (la mayoría de ellos infectados con el virus del sida) dándoles víveres, útiles escolares, ropa, calzado y en fin lo que se pueda. Es una situación muy difícil la que se vive en esta región del país, pero ellos no le arrugan la cara.  Las estadísticas son claras, casi 26% de incidencia de la enfermedad en HomaBay y más de 100mil nuevos contagios cada año (3 estadios nacionales llenos para que lo dimensionen).

La idea del proyecto es que por medio de la agricultura, abejas y animales de granja; se puedan generar ingresos para comprar comida y dar una vida más digna a estos niños y mujeres.

Los retratos

Estás 27 imágenes son el resultado de aquel día de recorrido. Miradas profundas. Rostros trabajadores y ojos que cualquier puede entender sin importar el idioma.

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